Posparto y energía.


Si hay algo que siento clarísimo en el posparto es cómo mi energía es limitada.
Yo, todopoderosa, que siempre hago y hago y hago, y me sigue quedando energía para inventar,crear,limpiar, criar y recoger, en el posparto me siento limitada, limitadisima.
Tanto, que cada vez que me esfuerzo minimamente de más, me enfermo.
Tanto que no me quedan ganas de ser complaciente, de esforzarme para que me quieran. que tengo ganas de estar con muy poquita gente y muy selecta. Con la gente con la que puedo estar gruñona, cansada o callada, y no pasa nada.
El puerperio me saca la mujer que soy, sin disfraces, sin tapujos. Con un miedo antiguo , ¿me querrán así? Con una creencia antigua de que como tu eres, no vale. De que hay que cambiar para los demás, para ser aceptada, para que te quieran. Y, a la vez, con la certeza de que no puedes mantenerte ahí. En ese sitio de tanta entrega a los demás y tanto olvido de ti.
Bendita fiebre mía de los martes que me recuerda de queme lo viejo y me entregue a lo nuevo. A lo que venga. Sin miedo. Sin vuelta atrás. 

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