De cristal


Conocí una vez a un niño de cristal. Tan delicado era que casi ni el viento podía tocarlo. Según el día era transparente y se podía ver a través de él; otros, opaco y no dejaba que nada ni nadie le atravesara. Cuando hacía frío se empañaba y jugábamos, dibujando y escribiendo mensajes sobre su piel.

Me gustaba cuando llovía porque las gotas se deslizaban por todo su cuerpo y le hacían cosquillas y entonces se reía tanto, que parecía que iba a estallar. Si el sol relucía, me abrazaba para compartir su calor y cuando yo se lo pedía, me conseguía el arco iris…eso era lo mejor.

Su fragilidad le hacía especialmente miedoso. Tanto que en ocasiones, cuando quería esconderse, lograba desaparecer haciéndose invisible y era imposible de encontrar. Pasaba demasiado tiempo en su burbuja, en la que inventaba cuentos, temeroso de romperse en cualquier momento. Él mejor que nadie sabía que el cristal cuando se rompe, no tiene arreglo.

A pesar de sus pesares, la curiosidad le hizo salir un día (¡sin armadura!) y empezó a asomarse a todas las vidas que se cruzaban en su camino, se deslizaba por ellas, preguntando entusiasmado por los secretos más bonitos jamás guardados.

Unas le hablaron de amor, de amistad y flores.

De viajes, de otras lunas y otros soles.

Contaron de compromisos y pasiones.

De muchos besos y canciones.

Su corazón crecía con cada emoción y se le antojaba creerse de azúcar, pellizcando dulcemente la intimidad ajena. Y así se hacía más y más grande, repleto de maravillas que le hicieron olvidar lo frágil de su existencia.

Al llegar la noche, regresó satisfecho a casa rodando cual canica, donde mis ganas le esperaban ansiosas por saber de su seguro nuevo universo cristalino. Fascinada descubrí que de tanto que había crecido en su aventura, ya no cabía en su burbuja, y fue ésta la que se rompió (contra el infinito) y no mi amigo, como había temido durante todo este tiempo.

Los pedazos no hirieron, ni siquiera a sí mismo. Y con ellos construyó un planeta lleno de vida. El niño pasea ahora por ese mundo, seduciendo con su alegre tintineo, sensible, valiente y libre.


Mamen Martin Muñiz (esa tiaaaaaa)

Comentarios

  1. Me emociona plenamente esta musa...
    Pulpa de poesía pa mis sentíos!!!
    Cascabeles en el cielo...

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