Vecina ( o todas somos una)


Me bastó cruzarme contigo un segundo,
sólo uno,
en el ascensor...
yo salía a comer fuera,
y tu subías con tu carro de la compra,
lleno de comida para una,
adiviné que ya ni cocinabas,
que comías cualquier cosa mientras ojeabas, sin interés, la televisión,
adiviné como arrastrarias los pies hasta tu puerta,
tirando del carro como si él fuera tu condena,
ordenando las latas escrupulosamente en la alacena,
sentandote luego sin más pretensiones que dejar pasar otro día
otro más
sola, cansada, sin ganas,
quizás tomando algún trankimazin de más,
inventando frases que no oistes,
oportunidades que no perdistes,
mirandote y remirandote al espejo sin entender
porque nadie te ve....

pero yo lo hice
yo te vi
y te veo
y te pienso
y compartiría contigo una de esas latas,
aunque no tuvieramos nada que decirnos,
porque me recuerdas tanto a una parte de mi,
de mis días grises,
que no te puedo quitar de mi cabeza...

Comentarios

  1. Hermoso, y tan verídico...esa puta soledad que se acrecenta cuando la independencia ya no es una opción. Quiero decir...que la mente quisiera estar al 100% de un cuerpo prisionera.

    Un besazo lunero, Sole.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares