La verdad de mi parto

Hoy me quedé pensando...leí un relato, de un parto que he acompañado recientemente... y me ha llevado al mio, a lo que nunca dije, a lo que he visto, pero no he expresado, a donde mas me cuesta mirar. Realmente lo único que tengo escrito de mi parto, del nacimiento de Martina y de mi nacimiento como madre, es la reclamación que mandé al Hospital...pero hay más,mucho más,tanto más....
Nunca dije que tenia miedo. Tanto, tanto miedo, que no había podido ni verbalizarlo, ni mirarlo, ni darme cuenta hasta meses después de que Martina naciera. Tenía miedo de cuanto y como me iba a cambiar la vida. Tenía miedo de enfrentarme a eso sola, sin su papá. Tenía miedo de no se buena madre, de no estar a la altura. de que iba a significar la maternidad para mi cuerpo, para mi Vida. Ni siquiera tenia miedo de la sombra, la noche, los días sin reloj, de la entrega absoluta, de las perdidas de gente que se quedaron por el camino. Ni siquiera era consciente de eso. Viví un embarazo bastante en la hipnopia, encantada con mi cuerpo y mis curvas, con sentir la Vida dentro, pero muy muy desconectada de mi Yo, de mi pena, de mi dolor, de mi rabia, de mi miedo, de mis dudas, de mi Soledad...
Llegué al parto con ganas, pero sin saber ni a donde iba ni que iba a significar, muy en las nubes, en los partos que había visto por internet, muy en mi sueño de mi parto ideal...Y fue maravilloso sentir las contracciones, ver como mi cuerpo iba solo, con mi madre dormida a mi lado, y yo metida en ese oleaje de contracciones que no te deja estar en otro sitio. Todo fue muy rápido, en 3 horas las contracciones se volvieron muy intensas y ahí empezó el miedo. Cuando rompí aguas con un chasquido y sentí que me partía. Cuando la comadrona me dijo que ya estaba en completa y que podía empujar en cuanto así lo sintiera. Ya??Ya?? ya voy a ser madre, ya se acaba mi embarazo, ya me va a cambiar la Vida, ya viene lo desconocido, ya voy a conocer a Martina, ya voy a amamantar a criar, a sostener...ya??ya??? No me sentía preparada, de repente me sentí perdida, sola, algo se me paró dentro y no estaba segura ni de lo que sentía. Mi madre me miró, con una mirada que yo interpreté de miedo o compasión y me dió mas miedo aun (luego, años después he entendido que esa mirada me abrió una puerta a sombras de mi vida muy bien escondidas).
Empujé, empujé y empujé. Como pude, como supe. Sin sentir demasiado el deseo de hacrlo, como olas que venían pero no terminaban de revolcarme. Dos fuerzas dentro mía, la que empujaba y la que quería mantener el control. Un duelo en mi cuerpo, como lo ha sido mucho tiempo en mi Vida (y aun a veces...) control y descontrol enfrentados. incapacidad de comunicar lo que me estaba pasando. me sobraba todo el mundo, pero yo seguía allí, empujando, sin escucharme, sin oírme. Quería irme al Hospital, estaba cansada, no podía con esa lucha, pero ni me atrevía a decirlo. Había tomado el parto en casa por bandera y no quería dejarlo por mi cansancio. Otra lucha, también conocida para mi, entre lo ideal y lo real, lo que sentía y lo que yo creía que debía hacer. Me alejé de Martina, tan cerca que la sentí en la dilatación y ahora solo por momentos conseguía estar con ella. Fue una lucha interna intensa que me llevó a acabar extenuada y asentir sin pensármelo cuando me propusieron ir al Hospital. aunque ahí si salió pena, salió rabia, una parte de mi verdad se despertó y se movió y pude acompañar un poquito más a martina. Solo ahí, desde mi tristeza y mi rabia pude seguir avanzando algo más, poco, pero un pasito más que me acercaba a mi hija...Pero seguía agotada, y había perdido la fe en mi misma, y decidí ir al Hospital.
El resto, ya lo he escrito mas veces, camino que se me hizo eterno en el coche, personal del Hospital hostil, charlitas por venir de parto en casa...feo, pero corto, 45 minutos después tenía a mi hija en mis brazos con esa mirada que nunca olvidaré.

No lo cambio. Mi parto me ha enseñado y me enseña mucho. Me ha ayudado a acompañar, entender y aprender, de y con las mujeres, las familias. Me ha enseñado a ver mi sombra, a amar mi dolor y mi tristeza, mi pena, mi deseperación, mi rabia y mis enfados. Y también me ha desgarrado, desarmado, desnudado, me ha llevado a lo mas oscuro y feo de mi Vida, y me ha dejado heridas y cicatrices, y perdidas. Y, a la vez, ha sido maravilloso.
Lo mas vivo de mi Vida. Lo mas real.

Comentarios

Entradas populares